Mientras día tras día vemos cómo el sol se pone a través de la niebla sobre las aguas envenenadas de la Tierra donde nacimos, debiéramos preguntarnos seriamente si deseamos que un futuro historiador del Universo se refiera a nosotros desde otro planeta, diciendo: “A pesar de todo su ingenio y todas sus habilidades, les faltó previsión y acabaron quedándose sin aire, sin alimentos, sin agua y sin ideas».
U. Thant, Secretario General de la ONU, dirigiéndose a la VII Sesión de la Asamblea General, en 1970.
Una lección destacada de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es la importancia de incorporar los aspectos ambientales en todas las políticas sectoriales. Esta máxima, reivindicada desde hace décadas en múltiples foros y en la
que se podría avanzar de manera más decidida, es una seña de identidad de la nueva Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, que subraya la importancia de transformar el modelo de vida y producción hegemónicos. El reto de la sostenibilidad ambiental impele a todos los gobiernos e individuos y exige un cambio de valores y de organización social mundial.
En ese sentido, la Cooperación Española expresa en su Plan Director su fuerte compromiso con este objetivo, al establecer que se debe continuar trabajando en la “integración de la variable ambiental de manera transversal – incluida la gestión sostenible del capital natural y la lucha contra el cambio climático – en todas las intervenciones y ámbitos, haciendo de ella un requisito imprescindible para la financiación de los proyectos.” En esa misma línea, la AECID ha priorizado la transversalización de género y medio ambiente, reclamando su Plan Estratégico la necesidad de integrar transversalmente el medio ambiente como una acción esencial para obtener resultados en desarrollo.
Alcanzar la sostenibilidad ambiental, mantener en buen estado el medio ambiente y restaurarlo si lo hemos deteriorado, exige dar un paso definitivo e incorporar formas de pensar y actuar diferentes en nuestro trabajo diario. Para ello se ha considerado clave contar con esta Guía como una herramienta práctica que permita ofrecer una visión holística e identificar las cuestiones claves que hay que tener presentes a la hora de analizar en qué medida el trabajo de la Agencia está contribuyendo a dicho objetivo, señalando oportunidades de mejora.
GUÍA PARA LA TRANSVERSALIZACIÓN DEL ENFOQUE DE MEDIOAMBIENTE Y CAMBIO CLIMÁTICO